El 9 de mayo es un día importante para todas las personas que vivimos en los países que forman la Unión Europea. Es muy paradójico, que una fecha tan señalada pase tan desapercibida a los ojos de la mayoría de la gente.
En otros artículos , hemos comentado la importancia del campo en la Unión, empezando por los presupuestos, ya que un tercio de los mismo van al sector, sino porque sin este sector y todas las personas que lo hacen funcionar, no se podría concebir la Unión como la entendemos y por ello nos deberíamos sentir orgullosos de ello. Porque hacemos Europa
¿Por qué celebramos el 9 de mayo como el día de Europa?
Se puede decir que el germen de lo que hoy es la Unión Europea nación un 9 de mayo de 1950 con la declaración del ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, conocida, lógicamente, como la declaración de Schuman, que fue la que dio origen a la primera Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).
En 1957, se firma el tratado de Roma que constituyó la Comunidad Europea, que poco después paso a llamarse Comunidad Económica Europea (CEE). Y en 1962 se pone en marcha la Política Agraria Común, apenas 17 años después del final de la segunda guerra mundial.
Entre los objetivos de esta Comunidad Europea, que se plasmaron en ese tratado de Roma, ratificados en el Tratado de Lisboa, estaban el aumento de la producción agraria, para alimentar a toda la población europea, con un precio justo.
Muchos historiadores que vivieron en aquella época, afirman sin ningún género de dudas, que la PAC fue uno de los pilares de la creación de la Unión Europea. Como afirmó Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, en diciembre de 2016 “la PAC es símbolo de la integración europea”.
El sector agroalimentario, clave en la construcción de Europa
Podemos afirmar sin ningún género de dudas, que el sector agroalimentario ha sido pieza clave en el crecimiento de Europa, acompañando a otros grandes logros como la circulación de personas dentro de las fronteras de la Unión, servicios comunes e imprescindibles y por supuesto, la creación del euro.
Además, el peso en el mundo de la Unión Europea, en todos estos años, ha ido íntimamente ligado al desarrollo de su política comercial, donde el sector
agroalimentario ha jugado un papel clave en el cierre de acuerdos comerciales con países de todo el mundo.
En ese momento de la historia, el sector agroalimentario era pilar sobre el que se construía un futuro sólido. La PAC era vista como necesaria e imprescindible, centro de las reuniones y estrategias de la UE. A día de hoy, esa imagen no es del todo así. Algunas voces la consideran uno de los problemas de la Unión, afirman que tiene un presupuesto demasiado elevado y que ese dinero se podría repartir en otros sectores. No terminan de entender, según parece, el espíritu con el que se creó, “dar alimento a millones de europeos, a un precio justo y ser un nexo común en la Unión”.
Y en realidad eso consiste todo, construir Europa.
Como dijo Juan Corbalán, Delegado de Cooperativas Agro-alimentarias de España en Bruselas:
“Las cooperativas son empresas formadas por agricultores (y ganaderos) donde (salvando las distancias) se actúa como en la UE, donde las decisiones se toman democráticamente y donde lo importante del beneficio pone el acento en las personas y en el colectivo, que son su masa social, agricultores y ganaderos. Gracias a ellas los jóvenes tienen más incentivos en incorporarse al sector agrario, ya que pueden beneficiarse de servicios comunes. Las cooperativas están formadas en su mayoría por pequeños agricultores (y ganaderos), los cuales, sin sus cooperativas estarían abocados a desaparecer, y cuando éstas se dimensionan pueden tener la fuerza suficiente para actuar con más fuerza en el mercado.