El ministerio de Agricultura convocó el viernes 4 de marzo a las comunidades autónomas a una reunión de la Mesa de la Sequía.
En ella, representando a Extremadura, intervinieron el Director General de Agricultura y Ganadería, Antonio Cabezas, y Manuel Mejías, Secretario General de Población y Desarrollo Rural de la Consejería de Agricultura.
En el caso de Extremadura, aunque las perspectivas para el mes de marzo respecto a las precipitaciones son algo más halagüeñas que en los meses anteriores, puesto que se confirma que la situación de bloqueo producida por el anticiclón se ha roto, lo que permite que el paso de borrascas sea más fluido y las lluvias puedan ir entrando con cierta regularidad, aún es muy pronto para predecir si la situación actual de sequía se va a atenuar o no. Por lo tanto, actualmente se cuenta con 490 hm³ de agua disponible para riego, muy lejos de la dotación habitual de 1293 hm³ de media por año, una vez descontados los hectómetros cúbicos destinados al consumo humano. Es por ello que Extremadura tenía claras cuáles iban a ser las medidas planteadas al Gobierno en esta Mesa de la Sequía.
- Por un lado, se solicitaron ayudas de Estado. Son ayudas directas que el Gobierno puede conceder a agricultores y ganaderos afectados que no puedan regar y sembrar sus cultivos o tener pastos para el ganado.
- Además, ayudas minimis, que se pueden conceder sin la necesidad del visto bueno de la Comisión Europea, de hasta un máximo de 25.000 € por agricultor y de 200.000 € para la industria y las cooperativas.
- Exenciones fiscales para la campaña de este año, reducción o incluso eliminación del pago del canon de regulación y de la tarifa de utilización de agua que pagan los regantes a la Confederación del Guadiana. O exención en el pago del conocido como IBI rústico.
- Créditos “blandos”, es decir, de muy bajo interés, que ya se han otorgado en otras situaciones de crisis.
- Diversas ayudas de la PAC.

Sin embargo, esta reunión, que se produjo de manera telemática, no pasó de ser una mera toma de contacto que dejó en agua de borrajas todas las peticiones planteadas por la comunidad extremeña. Cada una de las regiones españolas expuso la situación de sus cuencas hidrográficas, pero no hubo más compromiso que el de mantener estas reuniones con una periodicidad semanal y concretar “antes de un mes” un conjunto de medidas que permita paliar los estragos que la sequía causa a agricultores y ganaderos.
El ministerio de Agricultura explicó que “la situación es cambiante y con unas previsiones de evolución incierta”. “No es posible hacer una evaluación del impacto de la escasez de lluvias en las producciones agrícolas y ganaderas, que en este caso como los cultivos herbáceos y de secano dependerán en buena medida de la evolución meteorológica de las próximas semanas”.
Por ello, desde Extremadura, las conclusiones de esta primera mesa de la sequía se vivieron con cierta decepción.
El Secretario General de UPA-UCE, Lorenzo Ramos, expresó que “hay que ir definiendo qué tipos de medidas se adoptan; y ojalá llueva y luego no se tengan que aplicar” como ya ocurrió en 2017. Para el dirigente regional de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri, el resultado de la reunión de ayer directamente “fue decepcionante”.